Boulevard de Sabana Grande: lugar de encuentros
By Guillermo Tovar Silva.
By Guillermo Tovar Silva.
Era una fresca tarde del mes de abril,
cuando habiéndome citado con la fuente que me daría cierta información para mi
artículo del día siguiente, acerca de los últimos títulos más vendidos por su
editorial, llegué temprano al otrora famoso Gran Café, allí, en el Boulevard de
Sabana Grande.
Con pasmosa y escrutadora calma me
senté y después de pedir el respectivo capuchino de rigor, comencé a divagar
dejando que mi vista recorriera todo el lugar. Observaba los consabidos
manteles de cuadros de siempre, aunque ahora, con lavadas manchas de café y
cerveza que otros tantos visitantes habían dejado.
Los pequeños y baratos floreros con
flores plásticas sobre las mesas, que poco inspiradores, procuraban tristemente
competir con las exquisitas rosas del afanado vendedor ambulante. Tomé un
pequeño sorbo del café humeante y espumoso que yacía delante de mí y que
todavía sin haberlo degustado bien, con aspecto desafiante y retador me
espetaba:
̶̶ ¿Acaso crees que ya no tengo la misma calidad de aquellos tiempos
en que el Boulevard era lo máximo, aquella época de los años 70 cuando la vieja
Gran Avenida de Sabana Grande había sido reemplazada ya por el espléndido y
liberal paseo? Pruébame -me decía- Degusta con calma mi cremosa espuma, siente el
peso de la taza ¡esto no es plástico! mira a tu alrededor y comprende que no
soy sólo un café más, sino que estoy unido intrínsecamente al bullicioso
Boulevard, a su música, a la gente que diariamente lo ha transitado, su
particular cultura estética, al Gran Café, tus recuerdos y el de tantos otros
que lo vivieron. ¡Prueba! y ya dirás.
Y si, degusté mi café, e inmediatamente
vinieron a mí, agradables recuerdos de una adolescencia próxima, cuando el
Boulevard de Sabana Grande era lo máximo de la bohemia, donde pululaban intelectuales,
artistas plásticos, músicos, artesanos, libreros, y además, sin la desgastante
realidad de aquellos buhoneros, sólo había la expresión de una cultura inquieta
por la vida y los saberes de diversa índole todavía por descubrirse.
Habiendo terminado mi café y superando
ya mis recuerdos, saludo con afecto la llegada de mi invitado, intelectual de
alto calibre y experto librero, que viene a comentarme sobre la excelencia de
algunos libros de nueva factura. Transcurre el tiempo y a medida que se
desarrolla el encuentro, en su mirada percibo una leve sombra de la misma
melancolía que me aquejaba apenas hacía un momento y que me lleva a inquirirle:
¿Cómo ves el Boulevard de ahora?
A lo que él me responde: Ya no es lo
que fue antiguamente, aun cuando no hace mucho tiempo se puso en marcha un
efectivo plan de recuperación de sus instalaciones y alrededores, lo cual es
muy bueno y meritorio, sin embargo, lo realmente importante sería que hubiese
un retorno del aquél tipo de gente y cultura que antiguamente lo transitaba y
distinguía, que volviese la bohemia y el profundo interés intelectual de los
jóvenes con sus sempiternas ganas de buscar, encontrar y saber, presentes en
todas las épocas.
Yo, antes de entrar en el tema objeto
de la entrevista y un poco perspicaz, lo aguijoneo un poco para provocarlo,
respondiéndole que el tema sería una buena excusa para que él se animara a
escribir un interesante libro acerca del Boulevard de Sabana Grande y su vieja
cultura.
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